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[SOCIOLOGÍA PARA LA COMUNICACIÓN]

En el presente trabajo responderé a las preguntas ¿Cómo se ha transformado la privacidad en la época de las redes sociales? Y ¿De qué maneras vivimos hoy públicamente nuestras identidades? en base a las lecturas de Sibilai y Thomsonp.

¿Cómo se ha transformado la privacidad en la época de las redes sociales? Es una de las preguntas más repetidas de los últimos tiempos, basada el nuevo concepto de las comunicaciones multilaterales, acuñadas muy bien dentro del término Prosumidores (actualmente el término se aplica en aquellos usuarios que fungen como canales de comunicación humanos, lo que significa que al mismo tiempo de ser consumidores, son a su vez productores de contenidos[1]) muy de moda entre los medios masivos (nuevos y tradicionales) actuales.
En este sentido, y para tratar de contestar la pregunta propuesta, definiré primero que es privacidad.  Según la RAE:


Ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión” (Real Academia Española 2010)


Es decir, según esta definición, la vida privada es aquello propio de cada persona que le involucra netamente a la persona misma. Por definir algunos hechos que pertenezcan a la porción de hechos o sucesos de la vida privada de alguien, entonces, consideremos la situación amorosa actual, las ideas que le puedan estar pasando por la cabeza en ese preciso momento, información sobre sus amistades y lugares a los que desea ir. ¿Suena familiar todos estos rasgos? Pues a cualquier persona menos de 28 años, parte de la generación “adoptiva” de la tecnología de grandes masas[2], sí. Facebook, HI5 y Twitter son las redes sociales más utilizadas en esta parte del mundo; HI5 la más popular entre los usuarios peruanos, según datos obtenidos en el último censo universitario del año 2009. Existiendo entre otras muchas ofertas como Fotolog, MySpece, Friendster, Tribe, Linkara.

Cuando para una persona no familiarizada se le explica el concepto de Twitter, por ejemplo, muchas dudas invaden su cabeza: ¿Por qué alguien  quisiera estar enterado de que estoy comiendo o en qué lugar estoy? Y continuarían diciendo que por seguridad propia preferirían omitir esos detalles a la exposición pública. Si esto es cierto como se explica, según datos de la misma compañía ¿cómo se explica que Twitter reciba más de trescientos mil  solicitudes de apertura de cuenta a diario?.

La privacidad hoy parece estar supeditada a las actualizaciones que realicen estos portales o redes sociales sobre la cantidad de datos que se comparten con los demás, es decir que hoy en día comentar algún hecho que acaba de suceder hace unos instantes con un ex compañero del colegio que hoy vive en China y no ves desde hace más de 10 años, resulta totalmente posible. Es así que de este mismo modo compartimos información a forma de un mini-blog en base a lo puesto en Twitter y Facebook, cuando uno coloca algo en el “status” esta ya abriendo la posibilidad de que el concepto que tiene por “privacidad” sea más amplio. Es decir podemos en el mundo moderno compartir con el mundo que estamos con enamorada, o que estamos por fin solteros. Todos nuestros amigos están indirectamente invitados a ser parte de este hecho y comentarlo (a favor o en contra) y nuestras amigas están abiertamente llamadas a gustarle esta nueva “situación sentimental” dentro de lo que es la privacidad entonces hoy para el usuario que expone ese status en su muro la privacidad está abierta a sus contactos, cerrada sin embargo a quienes no estén en su lista de amigos. Podemos hoy expresar lo que sentimos minuto a minuto, comentar los pensamientos de los demás, intercambiar ideas, compartir fotos de la familia e inclusive etiquetar y exponer a gente que no usa el servicio, colgándolos dentro del manto que significa haber sido fotografiado junto a mí en ese momento.

Es tan fuerte la honda “expansiva” de la privacidad moderna que ya no solo se puede estar en una relación, separado, viudo o divorciado, sino también se puede estar en un “es complicado”. La forma más abierta de decirle al mundo que tenemos problemas con nuestra pareja o que las cosas no están del todo bien. El concepto, entonces, ha cambiado con la aparición de las nuevas tecnologías que impulsaron la creación de las redes sociales como Facebook por ejemplo.

Esto ha también influenciado la forma en la que hoy en día pertenecemos o somos parte de algo. Como expone Zapata en su libro derribando muros, hoy no es difícil ver la comparación entre un chico de 15 años y un señor de 50 viendo futbol, por ejemplo, al caer Alianza Lima empatado en Santiago de Chile con un gol invalido, el señor de 50 años pues renegará un rato y luego seguirá con su vida como si nada hubiera pasado. Por el contrario el chico de 15, amante de la computadora y el internet, esta conectado con grupos de la hinchada aliancista, vía Facebook sigue paso a paso las noticas de toda la previa al partido, es socio virtual del club, parte oficial de la barra aliancista (se inscribió por internet) y sigue a sus ídolos vía Twitter. Para él, el partido comenzó al momento que uno de sus ídolos contó que estaban a punto de salir al aeropuerto rumbo a Chile, continuo después cuando un miembro de la barra tomo fotos a la llegada del plantel a Santiago, para luego leer que el club, desde su portal, ponía en su status que “todos de pie que sale el local del mundo, Arriba Alianza”. Ese chico no solo es fanático del club, por la relación que mantiene constante con esa identidad, es parta ya del sentimiento (unido por la tecnología) que lo hace ser parte activa del partido también. Al terminar el encuentro el no estará triste como hincha o jugador, lo estará porque una parte de su vida también fracasó en ese momento.

Hoy, gracias a Facebook, podemos de dejar en gran parte ese sentimiento de singularidad que por años asechó a nuestros antecesores: basta poner en “find Facebook” un razzgo que creamos sea único en nosotros y veremos como alguien ya pensó lo mismo y no solo eso, sino que el grupo de personas similares tiene más de cien mil seguidores. Es así como, por ejemplo, grupos de “personas que de chiquitos usaban paint para jugar” (al no haber internet y la gran diversidad de oferta de juegos online ese fue el recurso favorito de quienes eran niños aya por los años del Windows 94), “odio a mi suegra” (grupo de gente que nunca compatibilizó con la progenitora de su amada o amado), “amo mi cama” (perezosos de siempre hoy en versión 2.0), “creo que Facebook afecta mi carrera universitaria” (la realidad de todos aquellos que frnete al monitor perdemos mucho tiempo en trabajos e invertimos muy poco leyendo que hacen nuestros amigos, o al revez), “Fanta y Keke” (a quienes les gusta comer keke acompañado de Fanta),  entre otras tienen en promedio más de 30 mil personas siguiendo en tiempo real dichos grupos ¿sigues sintiendo único?. ¿Acaso eso no es poder resaltar nuestra identidad como personas? Al poder encontrar gente que gusta de lo mismo que nosotros, comparte muchos atributos o actividades afines, y que a pesar que ni siquiera está en tu continente, son muy parecidas a ti. Puedes leer cosas o pensamientos de ellos, y ver que realmente son parecidos. No hay que entristecerse. No somos  únicos.

La identidad de cada quien, desde mi punto de vista, con la nueva generación de personas electorales a variado mucho en tan solo 10 años (tiempo desde que comenzó el auge de las redes sociales, en el Perú con HI5) (como comentario extra a esto ¿quién no se unió al grupo de Facebook llamado “YO DeJe HI5 PQ se volvió MuY AmiX”?. Aceptémoslo de una vez; No somos púnicos) ha cambiado nuestra forma de ver las cosas, de transmitirlas, de entenderlas. Podemos compartir muchas cosas con el resto, opinar muchas otras, guardamos hechos más internos como parte de lo que hoy llamamos “privacidad”. Ricky Martin este año acepto su homosexualidad vía Twitter; todos los hombres ya lo sabíamos, muchas mujeres se sorprendieron, por dar un ejemplo. Muchos diarios locales no solo han visto reducidas sus ventas por la forma tan brusca en la que las redes de tiempo real han calado en la sociedad, sino que han incluido dentro de sus espacios artículos basados en información o “status” y “Twistts” de estas redes modernas en sus publicaciones. Hoy en conclusión se peude tener una personalidad totalmetne distitna vía el uso de las redes sociales o el internet en genreal. ¿Quién no tiene una amiga o amigo en Facebook que es más suelto y divertido en versión 2.0 que en persona? O al revez, ¿ no hay personas que están destinadas únicamente a ser tus “compinches” virtuales de enlaces o noticias curiosas? Esa es una forma más en la que la tecnología a cambiado nuestra forma de ver y estar actualmente. Poder tener más de una personalidad dentro del mismo cuerpo , sin tener conflictos internos psicológicos que se interpongan unos a otros.

Esto es a groso modo una explicación de cómo se entiende hoy la privacidad y como se siente la identidad. Todo esto en nosotros, parte de la generación “adoptiva” de la tecnología. ¿Cómo serán los cambios en los hijos de la tecnología? Tal vez tengan muchos rasgos nuevos impensables para nosotros, en ese momentos pasaremos a ser parte del grupo “mayor” que por una u otra cosa no entiende que es lo que se quiere con todo esto de las redes sociales que seguirán avanzando a pasos agigantados, mucho más grandes y largos de los que nosotros podemos dar y, claro está, entender.

Creo conveniente decir que este es mi trabajo personal y mi opinión totalmente personal sobre las redes sociales, pero a pesar de esto, colgaré este escrito en mi blog personal y tal vez terminé como una de mis notas en Facebook. Sí. Yo también soy un adoptado 2.0.

  
BIBLIOGRAFÍA
§  Sibilia, Paula, La identidad como espectáculo, capítulo 1: "El show del yo".
§  Thompson, Clive, "Un mundo feliz de intimidad digital". Link: http://blog.pucp.edu.pe/item/30736
§  QUAIN, BILL (2002). EL PODERÍO DE SER PROSUMIDOR, BOGOTÁ: INTERNET SERVICES CORPORATION.
§  Pagina Web de la RAE (consulta: 15 de junio del 2010) (www.rae.com.es)
§  ZAPATA, Eduardo y otros (2010) Derribando Muros. 1era Edición. Lima: Editoria el Comercio Perú.



[1] Quien Bill (2002).
[2]  Se conoce como generación adoptiva de la tecnología masificada a los nacidos entre 1985 y 1990

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